
Antonio Rodríguez Andrés, 63 años. Nació en Pozo Cañada, y pasó su infancia en una pequeña aldea llamada Mercadillos de Arriba, donde vivió unos siete años. Posteriormente, su vida lo llevó a diferentes lugares hasta llegar a #Almansa, donde reside desde hace 36 años.
A lo largo de su vida, ha desempeñado diversos trabajos: agricultor, tractorista, montador de pivotes de riego, agente de seguros y trabajador en una empresa de hormigones. Sin embargo, su trabajo más reconocido es el de conserje del IES José Luis Sánchez. Desde su llegada, se ha involucrado activamente en la comunidad educativa, participando en actividades y eventos, y estableciendo una relación cercana con los alumnos. Con los años, ha sentido cómo su vínculo con ellos se ha fortalecido, recibiendo su aprecio y respeto.
Además, Antonio es un artista. Se define a sí mismo como poeta y llegó a registrar esa profesión en su pasaporte cuando viajó a Francia a trabajar en la recogida de manzanas. La poesía es parte fundamental de su vida, logrando publicar un libro con la Universidad Popular de Almansa. También tuvo una etapa como actor de teatro en ADIDAC. Lo que empezó como curiosidad se convirtió en una pasión que lo llevó a actuar durante 8 años en obras de teatro por toda Castilla-La Mancha.
Sin embargo, su mayor reto personal fue criar a sus hijos tras la pérdida de su esposa Agustina en el año 2000. Este acontecimiento marcó profundamente su vida, obligándolo a reinventarse y afrontar la paternidad en solitario con valentía y dedicación. En su rol como padre, ha intentado transmitir valores como la honestidad, la empatía, la voluntad de hierro y, sobre todo, la importancia de que sus hijos sigan su propio camino en la vida. Considera que los padres a veces intentan proyectar en sus hijos los sueños que ellos mismos no pudieron cumplir, pero su objetivo ha sido guiarlos sin imponerles su visión del mundo.
Antonio se describe como un “aprendiz de todo”: aprendiz de padre, de hijo, de ciudadano y de amigo. Para él, la vida es un constante proceso de aprendizaje, y una de sus mayores aspiraciones es ser recordado como alguien bondadoso, risueño y libre, tanto en pensamiento como en acción.